martes, 8 de septiembre de 2009

Tristemente acostumbrado a perder


Por Alejandro Lopez Mateo - 09/09/2009 - 00:56
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(Rosario - Enviados especiales) River cayó otra vez como visitante y acumuló su tercera derrota en cuatros partidos jugados durante este semestre. Esta vez fue por 2-1 frente a Central, que pudo golearlo en el Gigante de Arroyito.

El presente de River es tan pobre, que bien se lo puede resumir con su actuación durante los primeros 25 minutos del encuentro frente a Central. Es que apenas en el primer cuarto del partido, el equipo de Néstor Gorosito no sólo que estaba 1-0 abajo, si no que por un lado, ya había sacado a relucir toda su improvisación defensiva, a través de la cual llegó a tener cuatro amonestados en tiempo récord y por la cual Burdisso pudo cabecear sólo en el primer gol, y por el otro, denotó su inalterable pasividad ofensiva, si es que se le puede atribuir tal condición a un equipo que directamente no genera peligro en el arco rival.

Ese es el River de hoy, un equipo perdedor, que no tiene defensa, ataque y mucho menos mediocampo. Pero por sobre todo, es un equipo que se retroalimenta de inseguridad a cada jugada, cada minuto. En el fondo, se destacan Cabral, que naufraga por su incapacidad ilimitada, y Coronel, que lejos de aportar la frescura juvenil que se esperaba con su arribo al plantel, se mimetiza con su compañero de zaga y comete infracciones de amonestación segura al borde del área. O revienta pelotas con una desesperación tal que denota falta de frialdad para resolver una jugada, y con eso termina por agrandar al rival, para que presiona aún más a una defensa perdida.

Pero claro que gran parte de esa presión corresponde a un mediocampo con menos roce que oficio. Cómo será, que Almeyda –con 35 años y 4 sin actividad- colabora más que Paniagua y Barrado. No la rompe como en sus viejos épocas, claro, pero qué más se le puede pedir al Pelado, que ordena e intenta jugar de primera para sacar rápido al equipo del fondo.

Aunque en vano, porque arriba no hay nadie capaz de hacerse cargo de la pelota para al menos disimular las debilidades defensivas. Mucho menos para generar ataque. No, de eso ni hablar. Con Ortega obnubilado y Buonanotte chocando con los rivales, la presencia de Fabbiani se resalta únicamente por las gastadas del público rival, si no pasaría por desapercibido. Entonces, así, resulta imposible evitar que en un equipo flaco (como lo fueron Lanús y Banfield también) te gane con un poco de ganas y otro tanto de fútbol de fútbol. Total, todo lo demás corre por cuenta de River… Aqui el video del partido Tristemente acostumbrado a perder
Por Alejandro Lopez Mateo - 09/09/2009 - 00:56
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(Rosario - Enviados especiales) River cayó otra vez como visitante y acumuló su tercera derrota en cuatros partidos jugados durante este semestre. Esta vez fue por 2-1 frente a Central, que pudo golearlo en el Gigante de Arroyito.

El presente de River es tan pobre, que bien se lo puede resumir con su actuación durante los primeros 25 minutos del encuentro frente a Central. Es que apenas en el primer cuarto del partido, el equipo de Néstor Gorosito no sólo que estaba 1-0 abajo, si no que por un lado, ya había sacado a relucir toda su improvisación defensiva, a través de la cual llegó a tener cuatro amonestados en tiempo récord y por la cual Burdisso pudo cabecear sólo en el primer gol, y por el otro, denotó su inalterable pasividad ofensiva, si es que se le puede atribuir tal condición a un equipo que directamente no genera peligro en el arco rival.

Ese es el River de hoy, un equipo perdedor, que no tiene defensa, ataque y mucho menos mediocampo. Pero por sobre todo, es un equipo que se retroalimenta de inseguridad a cada jugada, cada minuto. En el fondo, se destacan Cabral, que naufraga por su incapacidad ilimitada, y Coronel, que lejos de aportar la frescura juvenil que se esperaba con su arribo al plantel, se mimetiza con su compañero de zaga y comete infracciones de amonestación segura al borde del área. O revienta pelotas con una desesperación tal que denota falta de frialdad para resolver una jugada, y con eso termina por agrandar al rival, para que presiona aún más a una defensa perdida.

Pero claro que gran parte de esa presión corresponde a un mediocampo con menos roce que oficio. Cómo será, que Almeyda –con 35 años y 4 sin actividad- colabora más que Paniagua y Barrado. No la rompe como en sus viejos épocas, claro, pero qué más se le puede pedir al Pelado, que ordena e intenta jugar de primera para sacar rápido al equipo del fondo.

Aunque en vano, porque arriba no hay nadie capaz de hacerse cargo de la pelota para al menos disimular las debilidades defensivas. Mucho menos para generar ataque. No, de eso ni hablar. Con Ortega obnubilado y Buonanotte chocando con los rivales, la presencia de Fabbiani se resalta únicamente por las gastadas del público rival, si no pasaría por desapercibido. Entonces, así, resulta imposible evitar que en un equipo flaco (como lo fueron Lanús y Banfield también) te gane con un poco de ganas y otro tanto de fútbol de fútbol. Total, todo lo demás corre por cuenta de River… video Tristemente acostumbrado a perder
Por Alejandro Lopez Mateo - 09/09/2009 - 00:56
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(Rosario - Enviados especiales) River cayó otra vez como visitante y acumuló su tercera derrota en cuatros partidos jugados durante este semestre. Esta vez fue por 2-1 frente a Central, que pudo golearlo en el Gigante de Arroyito.

El presente de River es tan pobre, que bien se lo puede resumir con su actuación durante los primeros 25 minutos del encuentro frente a Central. Es que apenas en el primer cuarto del partido, el equipo de Néstor Gorosito no sólo que estaba 1-0 abajo, si no que por un lado, ya había sacado a relucir toda su improvisación defensiva, a través de la cual llegó a tener cuatro amonestados en tiempo récord y por la cual Burdisso pudo cabecear sólo en el primer gol, y por el otro, denotó su inalterable pasividad ofensiva, si es que se le puede atribuir tal condición a un equipo que directamente no genera peligro en el arco rival.

Ese es el River de hoy, un equipo perdedor, que no tiene defensa, ataque y mucho menos mediocampo. Pero por sobre todo, es un equipo que se retroalimenta de inseguridad a cada jugada, cada minuto. En el fondo, se destacan Cabral, que naufraga por su incapacidad ilimitada, y Coronel, que lejos de aportar la frescura juvenil que se esperaba con su arribo al plantel, se mimetiza con su compañero de zaga y comete infracciones de amonestación segura al borde del área. O revienta pelotas con una desesperación tal que denota falta de frialdad para resolver una jugada, y con eso termina por agrandar al rival, para que presiona aún más a una defensa perdida.

Pero claro que gran parte de esa presión corresponde a un mediocampo con menos roce que oficio. Cómo será, que Almeyda –con 35 años y 4 sin actividad- colabora más que Paniagua y Barrado. No la rompe como en sus viejos épocas, claro, pero qué más se le puede pedir al Pelado, que ordena e intenta jugar de primera para sacar rápido al equipo del fondo.

Aunque en vano, porque arriba no hay nadie capaz de hacerse cargo de la pelota para al menos disimular las debilidades defensivas. Mucho menos para generar ataque. No, de eso ni hablar. Con Ortega obnubilado y Buonanotte chocando con los rivales, la presencia de Fabbiani se resalta únicamente por las gastadas del público rival, si no pasaría por desapercibido. Entonces, así, resulta imposible evitar que en un equipo flaco (como lo fueron Lanús y Banfield también) te gane con un poco de ganas y otro tanto de fútbol de fútbol. Total, todo lo demás corre por cuenta de River…

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