
martes, 15 de septiembre de 2009
domingo, 13 de septiembre de 2009
Un equipo tan Gris como la Camiseta

River saltó al campo de juego en contraposición al resplandor de la tarde. Estrenando su ya conocida camiseta alternativa gris, que olvidó la gloriosa banda en los talleres de Adidas, el equipo de Gorosito pareció presagiar el desarrollo del partido desde su indumentaria misma. Y, por lo que demostró durante los noventa minutos, se puede decir que tan alejado de eso no estuvo.
Aunque ni bien arrancó el partido, el conjunto millonario se mostró demasiado dinámico en comparación al rival, que se replegó atrás e intentó apaciguar las ganas de revertir tanta adversidad con la que salió a jugar River. Y cuando Colón lo logró, se animó a pinchar en ataque: a los 15 minutos, Bertoglio recibió un centro cruzado y definió ante un Vega muy bien ubicado junto al palo, para desviar la pelota al córner. Tal como lo hizo a los 24, cuando el Bichi Fuertes lo probó desde afuera del área con un remate fortísimo.
En cambio, River peligró sobre el arco de Pozo recién al final de la primera etapa. Primero, con un gol de Cabral pésimamente anulado a instancias del línea Lobatto, y después, con una buena combinación entre Ortega y Mauro Díaz, que enganchó dos veces en el corazón del área pero no logró darle destino de red a la jugada. Sin embargo, en el segundo tiempo, entre las complicaciones de La Banda y la típica mezquindad de equipo chico que ofreció Colón, el partido se tornó más mediocre que en el inicio.
Hasta que apareció Buonanotte a pura fuerza y voluntad para empujar al club de Núñez contra el área rival. El sólo se mostró capaz de quebrar el 0-0 del marcador, incluso tuvo un mano a mano que los defensores sabaleros salvaron dos metros antes de que la pelota ingresara al arco. Pero, cuando parecía que River encontraría el triunfo de la mano del Enano rodeado de Ortega, Díaz y Villalva (que ingresó por un abucheado Fabbiani), Gorosito tomó la decisión insólita de sacarlo de la cancha. En su lugar mandó a Bou, y a partir de ahí el equipo ya no encontró la fórmula para quebrar esa igualdad que lo terminó dejando a ocho puntos de Rosario Central.
martes, 8 de septiembre de 2009
Tristemente acostumbrado a perder

(Rosario - Enviados especiales) River cayó otra vez como visitante y acumuló su tercera derrota en cuatros partidos jugados durante este semestre. Esta vez fue por 2-1 frente a Central, que pudo golearlo en el Gigante de Arroyito.
El presente de River es tan pobre, que bien se lo puede resumir con su actuación durante los primeros 25 minutos del encuentro frente a Central. Es que apenas en el primer cuarto del partido, el equipo de Néstor Gorosito no sólo que estaba 1-0 abajo, si no que por un lado, ya había sacado a relucir toda su improvisación defensiva, a través de la cual llegó a tener cuatro amonestados en tiempo récord y por la cual Burdisso pudo cabecear sólo en el primer gol, y por el otro, denotó su inalterable pasividad ofensiva, si es que se le puede atribuir tal condición a un equipo que directamente no genera peligro en el arco rival.
Ese es el River de hoy, un equipo perdedor, que no tiene defensa, ataque y mucho menos mediocampo. Pero por sobre todo, es un equipo que se retroalimenta de inseguridad a cada jugada, cada minuto. En el fondo, se destacan Cabral, que naufraga por su incapacidad ilimitada, y Coronel, que lejos de aportar la frescura juvenil que se esperaba con su arribo al plantel, se mimetiza con su compañero de zaga y comete infracciones de amonestación segura al borde del área. O revienta pelotas con una desesperación tal que denota falta de frialdad para resolver una jugada, y con eso termina por agrandar al rival, para que presiona aún más a una defensa perdida.
Pero claro que gran parte de esa presión corresponde a un mediocampo con menos roce que oficio. Cómo será, que Almeyda –con 35 años y 4 sin actividad- colabora más que Paniagua y Barrado. No la rompe como en sus viejos épocas, claro, pero qué más se le puede pedir al Pelado, que ordena e intenta jugar de primera para sacar rápido al equipo del fondo.
Aunque en vano, porque arriba no hay nadie capaz de hacerse cargo de la pelota para al menos disimular las debilidades defensivas. Mucho menos para generar ataque. No, de eso ni hablar. Con Ortega obnubilado y Buonanotte chocando con los rivales, la presencia de Fabbiani se resalta únicamente por las gastadas del público rival, si no pasaría por desapercibido. Entonces, así, resulta imposible evitar que en un equipo flaco (como lo fueron Lanús y Banfield también) te gane con un poco de ganas y otro tanto de fútbol de fútbol. Total, todo lo demás corre por cuenta de River… Aqui el video del partido Tristemente acostumbrado a perder
Por Alejandro Lopez Mateo - 09/09/2009 - 00:56
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(Rosario - Enviados especiales) River cayó otra vez como visitante y acumuló su tercera derrota en cuatros partidos jugados durante este semestre. Esta vez fue por 2-1 frente a Central, que pudo golearlo en el Gigante de Arroyito.
El presente de River es tan pobre, que bien se lo puede resumir con su actuación durante los primeros 25 minutos del encuentro frente a Central. Es que apenas en el primer cuarto del partido, el equipo de Néstor Gorosito no sólo que estaba 1-0 abajo, si no que por un lado, ya había sacado a relucir toda su improvisación defensiva, a través de la cual llegó a tener cuatro amonestados en tiempo récord y por la cual Burdisso pudo cabecear sólo en el primer gol, y por el otro, denotó su inalterable pasividad ofensiva, si es que se le puede atribuir tal condición a un equipo que directamente no genera peligro en el arco rival.
Ese es el River de hoy, un equipo perdedor, que no tiene defensa, ataque y mucho menos mediocampo. Pero por sobre todo, es un equipo que se retroalimenta de inseguridad a cada jugada, cada minuto. En el fondo, se destacan Cabral, que naufraga por su incapacidad ilimitada, y Coronel, que lejos de aportar la frescura juvenil que se esperaba con su arribo al plantel, se mimetiza con su compañero de zaga y comete infracciones de amonestación segura al borde del área. O revienta pelotas con una desesperación tal que denota falta de frialdad para resolver una jugada, y con eso termina por agrandar al rival, para que presiona aún más a una defensa perdida.
Pero claro que gran parte de esa presión corresponde a un mediocampo con menos roce que oficio. Cómo será, que Almeyda –con 35 años y 4 sin actividad- colabora más que Paniagua y Barrado. No la rompe como en sus viejos épocas, claro, pero qué más se le puede pedir al Pelado, que ordena e intenta jugar de primera para sacar rápido al equipo del fondo.
Aunque en vano, porque arriba no hay nadie capaz de hacerse cargo de la pelota para al menos disimular las debilidades defensivas. Mucho menos para generar ataque. No, de eso ni hablar. Con Ortega obnubilado y Buonanotte chocando con los rivales, la presencia de Fabbiani se resalta únicamente por las gastadas del público rival, si no pasaría por desapercibido. Entonces, así, resulta imposible evitar que en un equipo flaco (como lo fueron Lanús y Banfield también) te gane con un poco de ganas y otro tanto de fútbol de fútbol. Total, todo lo demás corre por cuenta de River… video Tristemente acostumbrado a perder
Por Alejandro Lopez Mateo - 09/09/2009 - 00:56
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(Rosario - Enviados especiales) River cayó otra vez como visitante y acumuló su tercera derrota en cuatros partidos jugados durante este semestre. Esta vez fue por 2-1 frente a Central, que pudo golearlo en el Gigante de Arroyito.
El presente de River es tan pobre, que bien se lo puede resumir con su actuación durante los primeros 25 minutos del encuentro frente a Central. Es que apenas en el primer cuarto del partido, el equipo de Néstor Gorosito no sólo que estaba 1-0 abajo, si no que por un lado, ya había sacado a relucir toda su improvisación defensiva, a través de la cual llegó a tener cuatro amonestados en tiempo récord y por la cual Burdisso pudo cabecear sólo en el primer gol, y por el otro, denotó su inalterable pasividad ofensiva, si es que se le puede atribuir tal condición a un equipo que directamente no genera peligro en el arco rival.
Ese es el River de hoy, un equipo perdedor, que no tiene defensa, ataque y mucho menos mediocampo. Pero por sobre todo, es un equipo que se retroalimenta de inseguridad a cada jugada, cada minuto. En el fondo, se destacan Cabral, que naufraga por su incapacidad ilimitada, y Coronel, que lejos de aportar la frescura juvenil que se esperaba con su arribo al plantel, se mimetiza con su compañero de zaga y comete infracciones de amonestación segura al borde del área. O revienta pelotas con una desesperación tal que denota falta de frialdad para resolver una jugada, y con eso termina por agrandar al rival, para que presiona aún más a una defensa perdida.
Pero claro que gran parte de esa presión corresponde a un mediocampo con menos roce que oficio. Cómo será, que Almeyda –con 35 años y 4 sin actividad- colabora más que Paniagua y Barrado. No la rompe como en sus viejos épocas, claro, pero qué más se le puede pedir al Pelado, que ordena e intenta jugar de primera para sacar rápido al equipo del fondo.
Aunque en vano, porque arriba no hay nadie capaz de hacerse cargo de la pelota para al menos disimular las debilidades defensivas. Mucho menos para generar ataque. No, de eso ni hablar. Con Ortega obnubilado y Buonanotte chocando con los rivales, la presencia de Fabbiani se resalta únicamente por las gastadas del público rival, si no pasaría por desapercibido. Entonces, así, resulta imposible evitar que en un equipo flaco (como lo fueron Lanús y Banfield también) te gane con un poco de ganas y otro tanto de fútbol de fútbol. Total, todo lo demás corre por cuenta de River…
domingo, 30 de agosto de 2009
Magia eterna

Una vez más, Ariel Ortega se puso el traje de héroe y salvó a River y a Néstor Gorosito. Cuando más se lo necesitaba, enfundado con la 10 y la cinta que le cedió Marcelo Gallardo cuando se fue reemplazado, el ídolo habilitó con un pase exquisito a Daniel Villalva para el 3-3 y, cuando el partido se moría, clavó un golazo de ésos que nos tiene acostumbrados para el 4-3 final, sufrido y festejado, en el Monumental.
Porque el Millonario había demostrado errores suficientes en defensa como para quedarse con una derrota dolorosa frente a Chacarita, pero el amor propio y la vergüenza hicieron que el equipo se despertara, de una vez por todas, y amarre los primeros tres puntos en el Torneo Apertura.
El calor de la tarde se confundió con el que puso el hincha de River, siempre presente. El encuentro deambuló en varios estados: alegría por el gol de Diego Buonanotte; sorpresa por el empate de Alustiza; alivio por el cabezazo de Cabral; resignación por el penal; enojo por el 2-3; desahogo por el 3-3 del Keko y euforia total con la magnífica definición del Burro.
Pero que esta victoria no confunda: River debe mejorar mucho y la última línea tiene que estar más atenta y despierta, errores como los que sucedieron con Cabral y Coronel no pueden volver a pasar. Es probable que Vega pierda el puesto en el partido que viene y lo más importante es que hay que encontrar al 9. De los cuatro gritos, ninguno de goleador y falta esa referencia en el área.
Por estas horas, el motivo para sonreír es la magia de Ortega, el ídolo que siempre está volviendo y que siempre sorprende y emociona. Su imagen ofrendando la camiseta después del gol es la postal de este domingo caliente y ojalá que sea el puntapié inicial para la despegada total. Con el Burrito todo es posible.
domingo, 23 de agosto de 2009
Banfield fue un taladro a la esperanza

El equipo de Falcioni le demostró a River que no hay ídolos ni históricos que puedan revertir este nefasto presente. Como contra Lanús, el conjunto de Gorosito denotó ser una bandita de amateurs sin alma ni hambre a la que cualquiera se la lleva por delante y le gana con autoridad. Así, además, Pipo inició su cuenta regresiva como técnico de River.
La vuelta de Ortega, la magia de Gallardo, la picardía de Buonanotte, la promesa goleadora de Fabbiani, la combinación entre ellos cuatro, etc., etc., etc.… todos fueron condimentos que alimentaron la inagotable esperanza del hincha de River. Quizá, si los jugadores se iluminaban y el viento soplaba apenas una brisa a favor, este semestre podía llegar a cortar con una racha lapidaria de ocho años repletos de amarguras.
Pero no, no hubo caso. La ingenuidad del hincha de River, producto del deseo desmesurado que le generaron tantos fracasos en continuado, quedó en evidencia en tan sólo 180 minutos. Sí, poco más de dos horas le alcanzó a los dirigidos por Néstor Gorosito para demostrar que siguen siendo el mismo equipo mediocre falto de ambición, ganas, ideas y orgullo. O sea, para demostrar que la camiseta les queda tan grande como les podría quedar un mantel.
El primer indicio de ello lo manifestaron el miércoles pasado, cuando Lanús les arrebató lo que era una merecida victoria con dos destellos de un pibe que tiene sólo diez partidos en Primera. Y el otro síntoma, el más claro y cruel, lo denotaron esta tarde en Banfield. Allí, el conjunto de Julio César Falcioni le dio la estocada de realidad a todo el Mundo River: ni siquiera vale la pena ilusionarse, porque este equipo está muerto desde antes de iniciar la batalla.
Por eso Santiago Silva pudo abrir el marcador del encuentro con apenas un minuto de juego. Hasta en el papi fútbol es difícil hacer un gol desde el vestuario, pero a este River todos lo pueden, cualquiera se lo lleva por delante, cualquiera le mete dos goles cuando y como quiere. Así lo advirtió Salvio en la Copa y así lo ratificó Sebastián Fernández en el Apertura, cuando a los 32 del primer tiempo y en la primera fecha del campeonato (sí, no hizo falta esperar más) desechó la leve esperanza de la gente y sentenció la suerte de este grupo de jugadores junto a todo su cuerpo técnico.
miércoles, 19 de agosto de 2009
River se relajó y Salvio no perdonó

Después de desperdiciar una jugada inmejorable en el primer tiempo, Fabbaini sacó un derechazo impensado desde afuera del área para poner el 1-0 parcial. Pero a los 34 y a los 45 minutos, Salvio lo dio vuelta y Lanús se llevó un triunfo inmerecido del Monumental.
River se mostró muy bien en lo físico en los primeros minutos del partido y así logró desequilibrar a un Lanús que arrancó dormido. Lo que también le permitió a La Banda desnivelar desde lo futbolístico, primero a través de un tiro de Buonanotte que se fue apenas desviado. Y después por una buena jugada entre el Enano y Ortega, en la que Fabbiani se enrredó sólo y dejó pasar una oportunidad inmejorable.
Entonces, si River no logró ponerse en ventaja fue por la falta de fortuna en un caso y por la indecisión de Fabbiani en el otro. Aunque si tampoco se fue al vestuario perdiendo fue gracias a Vega, que cuando promediaba el primer tiempo tapó un mano a mano increíble. Luego, sobre el final de la primera etapa, el conjunto de Luis Zubeldía equilibró el control del balón, aunque no el dominio del partido, ni siquiera cuando el pibe Salvio se mostró gravitante en algunos momentos del encuentro.
En el segundo tiempo, River tuvo dos jugadas previas al gol de Fabbiani. En una de ellas, Buonanotte se metió el área, apiló defensores rivales y, como en el inicio del encuentro, volvió a definir apenas por afuera del arco de Mauricio Caranta. Y a los 13, con Marcelo Gallardo en cancha en reemplazo de Archubi, el Muñeco ejecutó un tiro libre fortísimo, que el arquero de Lanús llegó a desviar con lo justo.
Pero fue recién a los 21 que el equipo de Gorosito logró desequilibrar en el marcardor. Cuando nadie lo esperaba, el Ogro sacó un remate infalible para poner el 1-0 a favor de River. Sin embargo, cuando ya se pensaba en una victoria millonaria, Salvio apareció para que Lanús se lleve un triunfo sorpresivo de Núñez.unfo sorpresivo de Núñez.
miércoles, 5 de agosto de 2009
River empató 1-1 y ganó en los penales

(M(Montreal - Enviados especiales) River terminó la pretemporada con un saldo positivo, más allá de que igualó 1-1 frente al Montreal Impact. Cristian Fabbiani abrió el marcador a los 20 minutos del primer tiempo, pero Roberto Brown consiguió la igualdad a los 18 minutos del complemento. Sin embargo, el equipo de Núñez se impuso 3-1 en la definición por penales y se llevó otro trofeo. RiverPlate.com te acerca una cobertura con más de 200 fotos en alta resolución desde Montreal.
River cerró su gira en tierras norteamericanas con un balance relativamente positivo, porque no se enfrentó con equipos de jerarquía, pero demostró que la idea es tratar bien la pelota y juntar jugadores de buen pie para marcar la diferencia en los metros finales. Esta vez el rival fue el Montreal Impact, un conjunto mediocre del fútbol canadiense que supo complicar a través de algunos centros cruzados y dejó hasta la última gota de sudor en todos los sectores.
Sin embargo, River salió ileso de los sobresaltos iniciales y se puso en ventaja gracias al gol que Cristian Fabbiani hizo a los 20 minutos del primer tiempo, luego de que Diego Buonanotte enviara un centro que Augusto Fernández bajó de cabeza para que el Ogro defina en el borde del área chica. El argentino Leonardo Di Lorenzo había exigido a Gonzalo Marinelli con un zurdazo desde afuera cuando tan sólo iban 11 minutos y a los 35 desperdició una situación inmejorable para poner la paridad.
Montreal Impact no se dio por vencido y más allá de que no tiene jugadores desequilibrantes logró llegar a la igualdad tras una serie de rebotes que permitieron que Roberto Brown -tal vez el mejor exponente ofensivo del local- sellara la igualdad delante del arco millonario. A partir de ahí, River volvió a buscar con intensidad en ataque, Néstor Gorosito realizó varios cambios para torcer la historia y a pesar de que hubo sociedad interesantes, el equipo no tuvo determinación para concretar en el área rival.
De esa manera, el partido terminó igualado y el trofeo que estaba en juego se definió desde los doce pasos, donde River sacó a relucir la categoría de sus jugadores y metió tres de sus cuatro ejecuciones (el zurdazo de Erik Lamela fue desviado por Matt Jordan). Además, Gonzalo Marinelli fue importante porque evitó que Adam Braz pueda festejar y el Montreal Impact erró otro dos penales.
Imagen: La Página Millonaria / Enviados especialesontreal - Enviados especiales) River terminó la pretemporada con un saldo positivo, más allá de que igualó 1-1 frente al Montreal Impact. Cristian Fabbiani abrió el marcador a los 20 minutos del primer tiempo, pero Roberto Brown consiguió la igualdad a los 18 minutos del complemento. Sin embargo, el equipo de Núñez se impuso 3-1 en la definición por penales y se llevó otro trofeo. RiverPlate.com te acerca una cobertura con más de 200 fotos en alta resolución desde Montreal.
River cerró su gira en tierras norteamericanas con un balance relativamente positivo, porque no se enfrentó con equipos de jerarquía, pero demostró que la idea es tratar bien la pelota y juntar jugadores de buen pie para marcar la diferencia en los metros finales. Esta vez el rival fue el Montreal Impact, un conjunto mediocre del fútbol canadiense que supo complicar a través de algunos centros cruzados y dejó hasta la última gota de sudor en todos los sectores.
Sin embargo, River salió ileso de los sobresaltos iniciales y se puso en ventaja gracias al gol que Cristian Fabbiani hizo a los 20 minutos del primer tiempo, luego de que Diego Buonanotte enviara un centro que Augusto Fernández bajó de cabeza para que el Ogro defina en el borde del área chica. El argentino Leonardo Di Lorenzo había exigido a Gonzalo Marinelli con un zurdazo desde afuera cuando tan sólo iban 11 minutos y a los 35 desperdició una situación inmejorable para poner la paridad.
Montreal Impact no se dio por vencido y más allá de que no tiene jugadores desequilibrantes logró llegar a la igualdad tras una serie de rebotes que permitieron que Roberto Brown -tal vez el mejor exponente ofensivo del local- sellara la igualdad delante del arco millonario. A partir de ahí, River volvió a buscar con intensidad en ataque, Néstor Gorosito realizó varios cambios para torcer la historia y a pesar de que hubo sociedad interesantes, el equipo no tuvo determinación para concretar en el área rival.
De esa manera, el partido terminó igualado y el trofeo que estaba en juego se definió desde los doce pasos, donde River sacó a relucir la categoría de sus jugadores y metió tres de sus cuatro ejecuciones (el zurdazo de Erik Lamela fue desviado por Matt Jordan). Además, Gonzalo Marinelli fue importante porque evitó que Adam Braz pueda festejar y el Montreal Impact erró otro dos penales.
Imagen: La Página Millonaria / Enviados especiales
domingo, 26 de julio de 2009
Volvió el ídolo, volvió el fútbol

Después de 412 días de su último partido con la camiseta de River, aquella tarde del 8 de junio de 2008, en la que se coronó campeón y -sin saberlo- se despidió del pueblo riverplatense, el Burrito volvió a jugar para el club de sus amores. Y lo hizo demostrando que su fútbol, su magia, pese a sus 35 años y a que muchos lo tildan de jugador retirado, sigue completamente intacta.
Con la diez sobre la espalda y el brazalete de capitán aferrado al brazo izquierdo, el jujeño entró anoche al campo de juego del estadio Commonwealth de Edmonton, Canadá, para ponerle fin a su alejamiento de River. Apenas comenzó el partido frente al Everton inglés, el ídolo millonario se mostró activo, dando cuenta que su estado físico privilegiado permanece inalterable, y organizó a un equipo que hacía añares que no tenía un juego organizado. Cómo será, que con él en la cancha ¡hasta Rodrigo Archubi tuvo una actuación destacada!
De hecho, lo mejor de River se vio durante la primera etapa y el inicio de la segunda, que fue el período en el que el Burrito se mostró iluminado. Así, sólo con él, a La Banda le alcanzó para omitir todas sus fallas defensivas y aplacar a un conjunto inglés que llegó entusiasmado con enfrentar al Más Grande y se fue abatido ante la magnanimidad de un jugador extraordinario. Tanto como todo el talento que desplegó el jujeño al convertir el gol que sentenció el resultado del partido.
Párrafo aparte para esa obra de arte, o mejor dicho, para esa burrada innata, de esas con las que tantas veces Ortega deleitó a su gente. Desde afuera del área, cruzó un derechazo magnífico para que la pelota se metiera de emboquillada al ángulo derecho del arco. Un golazo que valió el segundo triunfo de la gira del equipo por Canadá, pero que todo River festejó bajo una mezcla de alegría y alivio. Porque con el regreso del último gran ídolo, quedó demostrado que a Núñez también volvió el fútbol.
domingo, 5 de julio de 2009
River 1 Estudiantes 2 :River se Despidio con una Derrota
Pese al frío, el horario, la gripe A y la emergencia sanitaria que dictaminó el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el Monumental recibió un buen marco de gente para presenciar el cierre del torneo Clausura para el millonario. Un cierre que se muestra fiel a las características de este River a lo largo de todo el semestre: perdedor en la cancha, pasional y conmovedor en las tribunas.
El quipo dirigido por Nestor Gorosito arrancó perdiendo ante los suplentes de Estudiantes por 1-0. A los 25 minutos del primer tiempo, José Calderón arbrió el marcador cuando River se mostraba superior, o al menos cuando había tenido las jugadas más claras. Primero con Abelairas de tiro libre, y después con la movilidad de Buonanotte y Falcao. Pero no las supo aprovechar y luego terminó sufriendo los terribles problemas defensivos que padeció a lo largo de toda la temporada.
Cómo será, que alcanzó con que Calderón se enchufara un poco para que Estudiantes creciera en el partido. Y lo mismo ocurrió en el inicio del segundo tiempo: la endeble defensa millonaria terminó por facilitar la tarea del rival y, tras un grosero error de Vega, Marcos Rojo amplió la diferencia.
Aún así, la gente de River no dejó de alentar y logró levantar al equipo al menos para que consiguiera el descuento de la mano de Diego Buonanotte, uno de los tantos jugadores que esta noche le pusieron fin a su ciclo -penoso- en La Banda.
lunes, 22 de junio de 2009
Godoy Cruz 1 River 0 :Volvio a ser el mismo del Principio de Campeonato
River fue demasiado frío en Mendoza y cayó ante un Godoy Cruz al que le alcanzó con poco para asegurarse la permanencia en Primera. Con un gol de Borghello en el inicio del partido, y frente a un equipo millonario falto de ideas por parte de los jugadores y el técnico, el conjunto mendocino consigRiver fue demasiado frío en Mendoza y cayó ante un Godoy Cruz al que le alcanzó con poco para asegurarse la permanencia en Primera. Con un gol de Borghello en el inicio del partido, y frente a un equipo millonario falto de ideas por parte de los jugadores y el técnico, el conjunto mendocino consiguió la victoria que hizo delirar al Malvinas Argentinas.
Para Godoy Cruz era el partido del año y así lo demostró desde arranque del encuentro. Cuando River todavía ni siquiera se había acomodado en la cancha, Figueroa habilitó a Iván Borghello entre la perplejidad de los defensores millonarios y el delantero del conjunto local marcó el 1-0 que no sorprendió a nadie en el estadio mundialista de Mendoza.
Es que si bien a esa altura no hubo tiempo suficiente como para que el equipo bodeguero se forjara superior a La Banda, sí lo hubo para que los dirigidos por Diego Cocca se lucieran decididos a buscar la victoria. La prueba de ello no sólo estuvo en la temprana apertura del marcador, sino también en el desarrollo del encuentro. Porque es cierto que con el correr de los minutos River dominó el balón, pero jamás controló el juego.
Por el contrario, quien manejó el partido fue Godoy Cruz, que convirtió el gol que tanto necesitaba y luego se predispuso a esperar al equipo de Gorosito. Bien cerrados en el fondo e inteligentes para salir rápido de contra, los locales tuvieron más chances de ampliar la ventaja que de sufrir el empate. Pero la mala definición de los delanteros del Tomba mantuvo la incertidumbre hasta el final, por más que River se mostrara falto de ideas tanto adentro como afuera de la cancha.
Sí, porque como a lo largo de todo el semestre, los jugadores no supieron cómo pesar en ataque y el técnico tampoco fue la voz capaz de reorganizar a un equipo que libró su peligrosidad a la suerte del error rival. Por eso, en ofensiva, River no generó más que una jugada de Fabbiani y otra de Augusto en el segundo tiempo, y de esa manera le facilitó la permanencia en Primera a un Godoy Cruz que -pese a los últimos partidos- hizo méritos suficientes para mantener la categoría.uió la victoria que hizo delirar al Malvinas Argentinas.
Para Godoy Cruz era el partido del año y así lo demostró desde arranque del encuentro. Cuando River todavía ni siquiera se había acomodado en la cancha, Figueroa habilitó a Iván Borghello entre la perplejidad de los defensores millonarios y el delantero del conjunto local marcó el 1-0 que no sorprendió a nadie en el estadio mundialista de Mendoza.
Es que si bien a esa altura no hubo tiempo suficiente como para que el equipo bodeguero se forjara superior a La Banda, sí lo hubo para que los dirigidos por Diego Cocca se lucieran decididos a buscar la victoria. La prueba de ello no sólo estuvo en la temprana apertura del marcador, sino también en el desarrollo del encuentro. Porque es cierto que con el correr de los minutos River dominó el balón, pero jamás controló el juego.
Por el contrario, quien manejó el partido fue Godoy Cruz, que convirtió el gol que tanto necesitaba y luego se predispuso a esperar al equipo de Gorosito. Bien cerrados en el fondo e inteligentes para salir rápido de contra, los locales tuvieron más chances de ampliar la ventaja que de sufrir el empate. Pero la mala definición de los delanteros del Tomba mantuvo la incertidumbre hasta el final, por más que River se mostrara falto de ideas tanto adentro como afuera de la cancha.
Sí, porque como a lo largo de todo el semestre, los jugadores no supieron cómo pesar en ataque y el técnico tampoco fue la voz capaz de reorganizar eligrosidad a la suerte del error rival. Por eso, en ofensiva, River no generó más que una jugada de Fabbiani y otra de Augusto en el segundo tiempo, y de esa manera le facilitó la permanencia en Primera a un Godoy Cruz que -pese a los últimos partidos- hizo méritos suficientes para mantener la categoría. Gentileza RiverPlate.com